Desde hace días vengo tarareando una canción de Julieta Venegas que se llama “el presente”… y a pesar de que esta chava no es mi máxima cantante y que su música me empalaga, he de confesar que al escuchar su canción me sentí motivada y de excelente humor.
Lástima que no puedo ponerles aquí un cachito de la canción cantada por mí… la chilindrina me queda muy lejos…. Pero aquí les pongo un pedazo de la canción, el único que me aprendí y que no he dejado de repetir… “el presente es lo único que tenemos… el presente es lo único que hay”… Sí lo sé es una frase obvia, ya conocida por todos, pero poco entendida.
Y es que entre el trajinar diario, el estres, que si te levantas tarde, que si se fue el agua y no te bañaste, que si el calor, que si las deudas, que si las necesidades, que si el tráfico, que si te agarraron en una movida chueca, que si ya no aguantas a tu familia, y que si entre el que si esto, y que si lo otro, vamos acumulando una energía de esa destructora que estalla en el momento menos indicado, en el lugar menos preciso y con la persona que menos lo amerita… te desquitas con el mundo por cosas que solo por tu cabecita loca pasan.
El mundo, después de haber gozado de un sueño reparador se va convirtiendo poco a poco en una olla de presión que ni el chapulín colorado puede controlar.
Así merito le paso a la gente de mi estado (y a uno que otro diputado) al enterase de las cantidades nada despreciables que nuestros legisladores tienen como sueldo y de los bonos extras que reciben los coordinadores por trabajos que nunca vemos… mientras ellos pasan el mes con más de cien mil pesos, el asalariado lo vive con menos de 2 mil… los sueños de abundancia se les vienen abajo y el coraje comienza a aparecer… y aun así se defienden diciendo que ganan mucho menos que en otros estados.
Injusticia para el que se la parte haciendo trabajos pesados… tristeza para la ama de casa que cada vez hace una lista más pequeña del mandado porque no alcanza… una bofetada para el padre de familia que ya no sabe si podrá enviar a su hijo a la escuela… o premio para los que le entraron al rollo político, para el cual se necesita valentía para soportar el vendaval de críticas, ironía para responderlas? y cinismo para encararlas… o solo un golpe de surte del destino o el karma que pone a cada quien en su lugar por algo.
Y es precisamente en esos momentos en los que sentimos que la vida nos trata con el látigo de su desprecio es cuando amerita un buen MANEJO DE CRISIS… ese que te hace contar hasta 100 y pensar una y otra vez las acciones que vas a emprender, en las palabras que vas a decir y en la cara que vas a poner.
Ese que da control cuando el corazón empieza a palpitar muy rápido, que sientes que cambias de color y por tu cuerpo comienza a escurrir un sudor helado que sale por las manos… cuando da coraje pues.
Ese que cuando te llega, te hace honesto, te pone en calma y te obliga a disculparte por las omisiones, reproches o pleitos inútiles que no solucionan nada.
Ese que es tan pero tan difícil conseguir y que pocos están dispuestos a adoptar… y es que, por que diántres va a reprimir tu furia?, si esta debe salir, salir y salir, no importando que el mundo se acabe… ¡¡ por Dios dejarías de ser tu si no la expresas!!
Y es que de eso se trata, de en ocasiones dejar de ser nosotros mismos para poder ver las cosas desde otra perspectiva.
Déme un kilo de manejo de crisis para llevar…. Lo consumiré en dosis precisas y controladas, porque el presente puede ser tan bueno o malo como queramos, cada quien elije, cada quien sabe como quiere estar… la mayoría queremos estar bien, entonces, ¿porque no controlar esos impulsos destructivos e hirientes?, total el presente es ahora y es lo único cierto que tenemos… que tanto es tantito.
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