EL DÍA DEL LUTO MENTAL

Una vela, un sillón, una ventana y su fotografía…

Así fue el despertar de María este 31 de julio… el día del luto mental

Todo le recordaba esa fecha… uno a uno fue recordando los momentos que vivió, los últimos minutos al lado del amor de su vida.

Se conocieron desde chicos, incluso María le lavaba la ropa y el la hacía enojar.

Pasó el tiempo y Nacho comenzó a verla como el maravilloso ser humano con el que quería pasar el resto de su vida, y así fue.

María tuvo en el a su primer y último amor, hasta que la muerte los separó.

Hoy, ella se levantó ya con su pasito cansado, encendió una vela, la puso debajo de la fotografía que cuelga en la pared principal de la sala, ahí, donde todos lo vean al entrar, y que sepan que el aún habita aquí en esta casa que jamás pisó, pero que le prometió a ella, a su gorda.

25 años sin su presencia no sido motivo de olvido, al contrario, su recuerdo perdura se fortalece y morirá solo cuando quienes integramos esta familia no estemos aquí y quienes nos precedan mueran también.

Es la historia de Nacho la que va de generación en generación, y es la historia de María, que con 32 años y 4 hijos, de pronto se enfrentó a la soledad, al ritmo de una vida que si bien no desconocía, nunca había enfrentado sola.

María, sigue viviendo y amando, a ese hombre que desde donde esté siempre da muestra de que jamás se irá.

Desde esta mañana aguanto solita el llanto, prefirió ocuparse como terapia y como una forma de alejar a la tristeza, pero ya por la tarde no aguantó y mi María soltó su quedito llanto, ese que hace que la nariz se le ponga roja, la barbilla se le contraiga y aprieta los labios… así en silencio, calladita, añorando un abrazo y preguntando porqué, pero al mismo tiempo dando gracias por lo que tanto ha amado.

Hoy es el día que el partió, el día que supimos que jamás lo tocaríamos de nuevo, el día de su santo y el día en que un arco iris iluminó el cielo diciendo que todo estaría bien, que volveríamos a sonreir.

Admiro por sobre todas las cosas a mi padre, pero reconozco que es a mi mamá, a mi María en quien encuentro todos los ejemplos que me han marcado como hija, mujer y ser humano.

Ese 31 de julio de hace 25 años, mi papá más que ir al cielo, se instaló de manera permanente en nuestra mente y corazón… el vive ahí y mientras ahí siga jamás morirá… mi María lo sabe, y en toda su tristeza que se le marca en su cara, sabe bien que su partida no es tal… el sigue aquí.