Admiro profundamente a las personas con iniciativa.
Pero no esa iniciativa servil que los lleva a vivir a expensas de cumplir los deseos de otras personas… más bien, a esos que viven para cumplir y superar sus propias expectativas con base en el esfuerzo y la dedicación.
Lo más fácil en esta vida es excusarse, “a mi no me dijeron”, “yo no sabia”, “trate y no pude”, “a mi no me pagan para eso”… esas son respuestas que llevan a la gente al fracaso.
Aquí no se trata de “tratar”, el asunto es hacer… algunos dicen que se pide demasiado, que nadie es adivino, que se requiere guía, y tendrán razón, no cualquiera tiene la capacidad de dar más de su tiempo, más de su esfuerzo y de su dedicación... pero en realidad todos sabemos lo que tenemos que hacer, muchos lo hacen, otros no.
Pero aún creo firmemente que por sentido común podemos mover montañas sin esperar a que alguien lo dicte... podemos hacer las cosas y hacerlas bien sin que nos lo ordenen... y si las hacemos mal, pues vaya aprendizaje, por lo menos recorrimos camino y tomamos experiencia.
Me pregunto que será de esas personas que no mueven un dedo sin que alguien lo ordene, que no tienen la necesidad de hacer más, que no mueven su fuerza y crean o destruyen, pero por iniciativa propia.
Admiro a quienes tienen arrojo y verdadero sentido de responsabilidad para asumir los riesgos de sus actos.
Una mente negada a ello, inevitablemente esta destinada al fracaso…
Y aquí ni el universo ni todos los santos ayudarán, porque mientras no exista iniciativa de la persona a quien se quiera ayudar, no habrá más que hacer, esta anulada.
Admiro profundamente a las personas con iniciativa.. a las que van al trabajo a crear no a sacar la chamba, a quienes se esfuerzan y arriesgan por mejorar su vida lo que conlleva en la mayoría de los casos a mejorar la de los demás.
Debo admitir mi desprecio por los lentos, indiferentes e incapaces de emprender, porque están desperdiciando energía valiosa, ese, ese sí es un pecado.... y definitivamente su destino será el infierno de los inútiles.
Pero no esa iniciativa servil que los lleva a vivir a expensas de cumplir los deseos de otras personas… más bien, a esos que viven para cumplir y superar sus propias expectativas con base en el esfuerzo y la dedicación.
Lo más fácil en esta vida es excusarse, “a mi no me dijeron”, “yo no sabia”, “trate y no pude”, “a mi no me pagan para eso”… esas son respuestas que llevan a la gente al fracaso.
Aquí no se trata de “tratar”, el asunto es hacer… algunos dicen que se pide demasiado, que nadie es adivino, que se requiere guía, y tendrán razón, no cualquiera tiene la capacidad de dar más de su tiempo, más de su esfuerzo y de su dedicación... pero en realidad todos sabemos lo que tenemos que hacer, muchos lo hacen, otros no.
Pero aún creo firmemente que por sentido común podemos mover montañas sin esperar a que alguien lo dicte... podemos hacer las cosas y hacerlas bien sin que nos lo ordenen... y si las hacemos mal, pues vaya aprendizaje, por lo menos recorrimos camino y tomamos experiencia.
Me pregunto que será de esas personas que no mueven un dedo sin que alguien lo ordene, que no tienen la necesidad de hacer más, que no mueven su fuerza y crean o destruyen, pero por iniciativa propia.
Admiro a quienes tienen arrojo y verdadero sentido de responsabilidad para asumir los riesgos de sus actos.
Una mente negada a ello, inevitablemente esta destinada al fracaso…
Y aquí ni el universo ni todos los santos ayudarán, porque mientras no exista iniciativa de la persona a quien se quiera ayudar, no habrá más que hacer, esta anulada.
Admiro profundamente a las personas con iniciativa.. a las que van al trabajo a crear no a sacar la chamba, a quienes se esfuerzan y arriesgan por mejorar su vida lo que conlleva en la mayoría de los casos a mejorar la de los demás.
Debo admitir mi desprecio por los lentos, indiferentes e incapaces de emprender, porque están desperdiciando energía valiosa, ese, ese sí es un pecado.... y definitivamente su destino será el infierno de los inútiles.
Por sus acciones los conoceréis... eso es una gran verdad.
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