De vuelta en el transporte público regional, aunque en esta ocasión me aseguré que fuera uno mucho mejor que la vez pasada, el cual parecía más un campo de concentración que un verdadero signo de comodidad y bienestar durante el traslado de las personas.
Aquí voy, emprendiendo el trayecto hacía mi terruño, voy con mi mamá, la única persona en este mundo que me ama incondicionalmente y que no me defraudará…. Aquí voy rumbo a la ciudad de Los Mochis, que con sus ya un poco más de 600 mil habitantes se coloca como una de las zonas más progresistas a pesar de su corta edad, a penas 103 años.
Aquí estoy sentada en el asiento 31 de autobús de la línea TAP, y aunque me quede muy cerca de los baños, francamente no huele mal, digamos que huele limpio y fresco, como que le acaban de dar su limpiadita.
Detrás de mí va quedando lejana poco a poco la capital del Estado, Culiacán…. Con su más de millón y tantos de habitantes, con sus calles humedecidas por la lluvia, con sus oficinas de burócratas que las vaciaron a las 5 de la tarde para irse a descansar en familia..
También quedan más de 500 muertos, algunos que acaban de ver nacer su tumba en algún cementerio, otros, que aún sienten el llanto de sus familiares mojar su caja… aquí se queda la violencia que tanto ha manchado el nombre y buena imagen de mi estado… aquí se quedan, yo, yo me voy a Los Mochis, en donde igual pasan cosas, sobre todo el robo de autos, pero tanto así como asesinatos de alto impacto, aún no, aún puede decirse libre de este lastre que carga la capital, en donde confluyen sinnúmero de personas e intereses.
Algunos dicen que esta ola de violencia lo inundará todo, pues bueno, cuando sea así, pensaré quizás buscar refugio en otra parte del mundo, aunque esta difícil, en todas partes es igual… alguna vez consideré seriamente refugiarme en las cuevas de Creel Chihuahua, ahí a un lado de los lagos o cascadas, pero el clima es muy extremo y no lo soportaría, además como casi todos, amo la comodidades y no renunciaría a los placeres que la vida me da en ese sentido.
Pero bueno, aquí estoy, sentada en el asiento casi de hasta atrás, escribiendo a quien sabe quien, cosas que voy formando en el momento y que no importa como salgan, esto es lo maravilloso de escribir al universo, todo lo entiende.
Mañana igual hay que trabajar, pero el fin de semana esta encima y no pretendo que me aplaste, lo voy a disfrutar como siempre o como nunca, y haré que valga la pena este trayecto que durará poco más de 3 horas de ida y vuelta,
Fin de semana mundo, y aquí estoy, cumpliendo la promesa que algún día me hice “ sé que en algún momento de mi vida me veré viajando de regreso a casa”, esa promesa se ha cumplido en infinidad de ocasiones, y en todas ha sido diferente y hoy no es la excepción.
Los Mochis, ahí te voy, y espero disfrutarte esta noche y mañana en mis antiguos sábados de café, buscare amistades olvidadas y de nuevo recordaremos lo de siempre, pero con la misma alegría.
Por hoy, continuaré mi camino… aburrrr..
Aquí voy, emprendiendo el trayecto hacía mi terruño, voy con mi mamá, la única persona en este mundo que me ama incondicionalmente y que no me defraudará…. Aquí voy rumbo a la ciudad de Los Mochis, que con sus ya un poco más de 600 mil habitantes se coloca como una de las zonas más progresistas a pesar de su corta edad, a penas 103 años.
Aquí estoy sentada en el asiento 31 de autobús de la línea TAP, y aunque me quede muy cerca de los baños, francamente no huele mal, digamos que huele limpio y fresco, como que le acaban de dar su limpiadita.
Detrás de mí va quedando lejana poco a poco la capital del Estado, Culiacán…. Con su más de millón y tantos de habitantes, con sus calles humedecidas por la lluvia, con sus oficinas de burócratas que las vaciaron a las 5 de la tarde para irse a descansar en familia..
También quedan más de 500 muertos, algunos que acaban de ver nacer su tumba en algún cementerio, otros, que aún sienten el llanto de sus familiares mojar su caja… aquí se queda la violencia que tanto ha manchado el nombre y buena imagen de mi estado… aquí se quedan, yo, yo me voy a Los Mochis, en donde igual pasan cosas, sobre todo el robo de autos, pero tanto así como asesinatos de alto impacto, aún no, aún puede decirse libre de este lastre que carga la capital, en donde confluyen sinnúmero de personas e intereses.
Algunos dicen que esta ola de violencia lo inundará todo, pues bueno, cuando sea así, pensaré quizás buscar refugio en otra parte del mundo, aunque esta difícil, en todas partes es igual… alguna vez consideré seriamente refugiarme en las cuevas de Creel Chihuahua, ahí a un lado de los lagos o cascadas, pero el clima es muy extremo y no lo soportaría, además como casi todos, amo la comodidades y no renunciaría a los placeres que la vida me da en ese sentido.
Pero bueno, aquí estoy, sentada en el asiento casi de hasta atrás, escribiendo a quien sabe quien, cosas que voy formando en el momento y que no importa como salgan, esto es lo maravilloso de escribir al universo, todo lo entiende.
Mañana igual hay que trabajar, pero el fin de semana esta encima y no pretendo que me aplaste, lo voy a disfrutar como siempre o como nunca, y haré que valga la pena este trayecto que durará poco más de 3 horas de ida y vuelta,
Fin de semana mundo, y aquí estoy, cumpliendo la promesa que algún día me hice “ sé que en algún momento de mi vida me veré viajando de regreso a casa”, esa promesa se ha cumplido en infinidad de ocasiones, y en todas ha sido diferente y hoy no es la excepción.
Los Mochis, ahí te voy, y espero disfrutarte esta noche y mañana en mis antiguos sábados de café, buscare amistades olvidadas y de nuevo recordaremos lo de siempre, pero con la misma alegría.
Por hoy, continuaré mi camino… aburrrr..
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