Hay historias que se repiten y repiten y vuelven a repetir… hay historias que cada año se prometen enmendar, pero siguen, siguen y siguen igual y hasta en peores condiciones.
Es la historia del pavimento, ese que a producto del tráfico o por cualquier lluvia, se quiebra y amenaza con tragar todo cuanto a su paso llegue.
Es la historia de los miles de baches que visten las calles de cualquier ciudad y que pese a las promesas de repararlos, siguen creciendo y cobrando incluso vidas humanas… y ni que decir de descomposturas automotrices.
Amenazantes, voraces, prestos, oscuros, húmedos, ocultos, siempre ocultos, así están los baches esperando a su próxima víctima… nadie los veo, pero los sienten… sucumbimos a su profundidad y a su filo, a la sorpresa de vernos de pronto atacados, casi ultrajados.
Y con la impotencia de quien no puede hacer mas sino mirar al cielo y rogar paciencia, decidimos despotricar en nuestros adentros, porque bien sabemos que aunque subamos al cielo y roguemos directo a Dios, nuestra plegaria no tendrá solución… los baches seguirán ahí, día tras día, año tras año, recordándonos la ineficiencia de las autoridades.. recordándonos que nuestro dinero ha sido destinado a todo menos al mantenimiento de calles… recordándonos que hay que andar con los ojos bien abiertos y tranquilos.
Pero que necesidad hay… quien es el responsable aquí… será la lluvia, el tiempo o nuestro desespero???, será a caso una medida precautoria que nos limite el exceso de velocidad… será a caso que pagamos un pecado que aun no sabemos cual es??
Nadie lo sabe, pero los baches siguen ahí, aguardando, silenciosamente, pacientemente.
Si vas por la calle en tu coche, mira a todos lados, el peligro invade… mira al pavimento, podría regalarte una mala sorpresa… pisa el freno, no dudes, ahí esta…. Tus llantas, y demás sistema mecánico de tu auto, así como tu propia tranquilidad y economía, te lo agradecerán.
Es la historia del pavimento, ese que a producto del tráfico o por cualquier lluvia, se quiebra y amenaza con tragar todo cuanto a su paso llegue.
Es la historia de los miles de baches que visten las calles de cualquier ciudad y que pese a las promesas de repararlos, siguen creciendo y cobrando incluso vidas humanas… y ni que decir de descomposturas automotrices.
Amenazantes, voraces, prestos, oscuros, húmedos, ocultos, siempre ocultos, así están los baches esperando a su próxima víctima… nadie los veo, pero los sienten… sucumbimos a su profundidad y a su filo, a la sorpresa de vernos de pronto atacados, casi ultrajados.
Y con la impotencia de quien no puede hacer mas sino mirar al cielo y rogar paciencia, decidimos despotricar en nuestros adentros, porque bien sabemos que aunque subamos al cielo y roguemos directo a Dios, nuestra plegaria no tendrá solución… los baches seguirán ahí, día tras día, año tras año, recordándonos la ineficiencia de las autoridades.. recordándonos que nuestro dinero ha sido destinado a todo menos al mantenimiento de calles… recordándonos que hay que andar con los ojos bien abiertos y tranquilos.
Pero que necesidad hay… quien es el responsable aquí… será la lluvia, el tiempo o nuestro desespero???, será a caso una medida precautoria que nos limite el exceso de velocidad… será a caso que pagamos un pecado que aun no sabemos cual es??
Nadie lo sabe, pero los baches siguen ahí, aguardando, silenciosamente, pacientemente.
Si vas por la calle en tu coche, mira a todos lados, el peligro invade… mira al pavimento, podría regalarte una mala sorpresa… pisa el freno, no dudes, ahí esta…. Tus llantas, y demás sistema mecánico de tu auto, así como tu propia tranquilidad y economía, te lo agradecerán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario