Nuevamente se tiñe de sangre mi tierra: el domingo 6 y hasta este viernes suman 14 los homicidios dolorosos registrados tan solo en la zona noroeste del país, especificamente, Sinaloa... ...mañana cuantos más?…. Que me perdone Dios, los astros, el universo, pero que coraje da que este sea el pan nuestro de cada día; que impotencia tener las manos libres y la espalda tan desprovista de protección; que agonía sentir que la muerte ronda y que no hay más que podamos hacer sino invocar al creador para que esta ola de muerte cese.
Cuantas madres más que pierden a sus hijos, cuantos hijos que pierden a sus padres, hermanos que ven sepultar a su sangre, paisanos aplastados por las balas, por esas malditas balas movidas por la ambición, el poder y la locura; por la enfermiza idea del dinero, de la omnipotencia que a nadie deja sin su respectivo merecido.
Me duele el dolor ajeno, me duele escuchar los llantos, y no puedo dejar de sentir repugnancia por los asesinos que aniquilan a mansalva, estén o no vestidos de verde militar, que usen balas, cuchillos, piedras o solo las manos… sean mujeres o hombres, a penas niños o adultos… me repugnan los asesinos cualquiera que sea la causa en que ejecutan la acción.
Mi tierra de nuevo se tiñe de rojo, y no hay nadie que venga a salvarla, no hay ni autoridad, ni ley, ni super héroe que limite las fuerzas del mal y que acabe como bólido con todo esto.
Ni nosotros, ni las marchas, ni las intenciones, ni mis letras que imploran paz y menos muerte, porque la realidad es, (aunque plantarme en ella sea mas doloroso que mi espalda que me sigue dando lata), innegable… esto es tierra de nadie.
No quiero pensar en cuantos serán mañana o pasado, si será aquí en Sinaloa, o en Tamaulipas, Sonora, Tijuana, Irak Colombia, Francia, donde sea que se dé, la muerte duele y más, cuando se da por ambición…. estúpida mentalidad asesina.
Cuantas madres más que pierden a sus hijos, cuantos hijos que pierden a sus padres, hermanos que ven sepultar a su sangre, paisanos aplastados por las balas, por esas malditas balas movidas por la ambición, el poder y la locura; por la enfermiza idea del dinero, de la omnipotencia que a nadie deja sin su respectivo merecido.
Me duele el dolor ajeno, me duele escuchar los llantos, y no puedo dejar de sentir repugnancia por los asesinos que aniquilan a mansalva, estén o no vestidos de verde militar, que usen balas, cuchillos, piedras o solo las manos… sean mujeres o hombres, a penas niños o adultos… me repugnan los asesinos cualquiera que sea la causa en que ejecutan la acción.
Mi tierra de nuevo se tiñe de rojo, y no hay nadie que venga a salvarla, no hay ni autoridad, ni ley, ni super héroe que limite las fuerzas del mal y que acabe como bólido con todo esto.
Ni nosotros, ni las marchas, ni las intenciones, ni mis letras que imploran paz y menos muerte, porque la realidad es, (aunque plantarme en ella sea mas doloroso que mi espalda que me sigue dando lata), innegable… esto es tierra de nadie.
No quiero pensar en cuantos serán mañana o pasado, si será aquí en Sinaloa, o en Tamaulipas, Sonora, Tijuana, Irak Colombia, Francia, donde sea que se dé, la muerte duele y más, cuando se da por ambición…. estúpida mentalidad asesina.
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